Las dependencias de los Servicios Sociales de Vilaseca presentaba el reto de transformar un antiguo local comercial en un equipamiento, destinado a la integración, ayuda y soporte a la comunidad.

Aprovechando la ubicación estratégica en el mismo centro histórico y el carácter del equipamiento, el vestíbulo no es un simple acceso ni una zona de transición, es la misma calle, un mostrador que pregunta a la comunidad, el simple gesto de extender el pavimento permite a la calle entrar en el equipamiento y diluye sus límites.

Dispone de tres fachadas; la principal destinada al acceso y acercamiento a la población, la lateral utilizada para la iluminación de espacios de trabajo y la posterior como acceso de personal. El espacio se organiza en dos grandes bloques delimitados por el acceso al bloque de vivienda.

El primer bloque se estructura con circulaciones en torno a una gran sala de reuniones que permite todas las visuales a través de ella, quedando las piezas más privadas en los laterales. El segundo, destinado al personal, es un espacio continuo con acceso independiente desde la fachada posterior.

Entre ellos el núcleo de comunicación vertical del bloque de viviendas, con una geometría compleja, se optó por el revestimiento continuo y sinuoso que acompaña la circulación en torno a él, aprovechando los huecos generados como zonas de almacenamiento y para ubicarlos hay los equipos.

Se opta por una materialidad cálida y limpia, buscando transmitir tranquilidad y confort en los espacios, con la ayuda de la madera que reviste casi la totalidad de los paramentos opacos.